Bienvenidos los curiosos y curiosas y todos aquellos que el destino de una u otra manera, los traiga aquí, los invito a recorrer este blog y hacer sus comentarios libremente.....

martes, 25 de enero de 2011

Intimidad Sin Amor (Alberto Aguilar Ruiz)

linnda

Abres el vacío que subyace
bajo la pasión sombría del deseo.
Ardientes besos,
se pierden entre la frialdad
perenne de tu cuerpo.
Lamentos ayunos de amor
emergen profusamente:
triste encuentro programado.
Besos, gemidos y caricias
vagan sin hallar respuesta.
Vertimos nuestras soledades
en un espacio furtivo,
en la nada... callas.
Bajas la mirada
mientras hablo con mi sombra.
Volvemos, sin rubor alguno,
a sumergirnos en la oscuridad.
Otra vez, como todas las ocasiones,
abres el vacío que subyace..

viernes, 14 de enero de 2011

Sé Feliz





Si la soledad te enferma el alma,
si el invierno llega a tu ventana,
no te abandones a la calma
con la herida abierta,
mejor olvidar y comienza una vida nueva
y respira el aire puro, sin el vicio de la duda,
sé feliz, sé feliz.

Con los colores de una mariposa.
vuela entre las luces de la primavera
Si te imaginas que la lluvia te desnuda
juega los mares que despiertan a la luna
sé féliz, sé felíz

si un dia encuentras la alegria de la vida,
sé feliz, sé felíz

domingo, 9 de enero de 2011

Fábula del Escorpión y la Rana


Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpiónn que le dijo:
—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda…
—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?

Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:
—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:
—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:
—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.

Moraleja: No te engañes a ti mismo ni a nadie. Uno siempre és lo que és, a pesar de las circunstancias.