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domingo, 9 de enero de 2011

Fábula del Escorpión y la Rana


Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpiónn que le dijo:
—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda…
—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?

Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:
—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:
—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:
—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.

Moraleja: No te engañes a ti mismo ni a nadie. Uno siempre és lo que és, a pesar de las circunstancias.

2 comentarios:

  1. Son tantas las veces, que vivimos situaciones en las cuales esta fábula está presente, y sin embargo aun no aprendemos de su moraleja.
    A veces nos enseguecemos frente al encanto de alguien, aun cuando conocemos su naturaleza.Pensamos: no creo que sea tan asi, creo que va a cambiar, creo que va a mejorar...
    sin embargo la naturaleza nos dice que estamos equivocados, aun cuando a veces sea demasiado tarde.
    Hay un dicho popular que reafirma completamente el sentido de esta fabula....
    AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA, MONA SE QUEDA.

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  2. Me acabas de dar una bofetada, una que agradezco, estaba ciega pensando en que alguien cambiaría, pero no lo hará...o lo acepto o me alejo. Gracias.

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